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Mi trabajo se desarrolla a partir de la idea de la pincelada única, la que gesta y determina todo lo que vendrá, voy sumando capa sobre capa, tachando algunas cosas, resaltando otras, entrelazando el espacio, aplicando manchas sobre manchas para ir poco a poco encontrando la solución a la pintura que se conforma de pequeñas fracciones de mi emoción, de mi espíritu, de mi vida.

Constantemente tengo la necesidad de decir a través del gesto, el color, la mancha y la pincelada esas cosas que no logro decir con la palabra, pinto entonces desde la emotividad, desde la reflexión y la espiritualidad, tomo elementos de la naturaleza como motivadores para cada pieza que hago y al final de cada trabajo me queda un profundo silencio y una paz interior que solo consigo con estas practicas.

 

Mi proceso es sencillo: como el niño rural que nunca he dejado de ser, suelo visitar los jardines cercanos, los parques, los bosques, las montañas y sus lagunas, admirar la niebla, las aves, el canto de las aguas, visitar el mar y oírlo por horas… todo esto contribuye a la realización de mis piezas, por ejemplo, en Caracas, sumergido en la ciudad, desarrollé una serie de pinturas visitando una vez por semana el Jardín Botánico, de donde tomé casi todos los elementos discursivos para la pintura, contemplando las bromelias, los estanques con sus peces y nenúfares y tantas plantas exóticas que hay en él; en New York por ejemplo, visito cada vez que viajo al maravilloso Central Park de donde los cerezos son mi principal fuente de inspiración especialmente en la primavera, por igual los bosques nublados de Costa Rica, la hermosa coordillera en el Ecuador y cómo no decirlo, la maravillosa Isla de Margarita en mi Venezuela cuyas azules aguas, cielos despejados y repletos de aves, sus trinitarias, sus montañas y sus atardeceres son eventos unicos que llenan el corazón.

 

Suelo sentarme a estudiar las formas, las estructuras, los colores y a fijarlas en mi cabeza, tras la contemplación viene la meditación, una forma muy intima de hacer que lo observado se funda y se desvanezca en mi conciencia, ya cargado con toda esa materia e información voy al espacio de trabajo y evocando todo aquello me conecto con la obra en proceso para ir vaciándome lentamente sobre el soporte y así la experiencia de lo vivido se hace pintura.

Declaración de Artista.

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